
Viejos testigos del lugar, presidían la entrada al viejo mercado, dando sombra y cobijo a quienes se protegían bajo su sombra y hoy presencian el incansable corretear de los niños, centenarias ya merecen todo nuestro cuidado y cariño.



Apenas si la vemos acá, pero allí está, presidiendo la entrada al comedor; seguramente con su sonido anunciaba que la comida ya esperaba en las mesas.

Ahora está ubicada en el patio cubierto, junto a la escalera; ya no se escucha sonar a diario, ha sido desplazada por el moderno timbre computarizado. Pero….. si se corta la luz o es necesario nuevos llamados de atención … solo entonces deja oir su voz.
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